Tan importante como llevar un buen corte de cabello es mantenerlo sano, limpio e hidratado. El mercado nos bombardea con un sinnúmero de productos para "distintos tipos de cabello": normal, graso, seco, mixto, quebradizo... ¿Sabes cuál es el tuyo? Un diagnóstico es fundamental para un buen cuidado y un mejor manejo del mismo. Acá te explicamos cómo saberlo.
1. Cabello Seco: es más común en personas con el cabello largo. Es seco, quebradizo, tiende a enredarse con facilidad, áspero al tacto, porodo y sufre de puntas abiertas la mayor parte del tiempo. Puede llegar a pasar de 4 a 7 días sin lavarse, pues libera poco sebo desde el cuero cabelludo. Brilla muy poco, incluso al estar recién lavado. También es común en aquellos que tienen cabello seco presentar descamación o caspa por la falta de humectación.
Tratamiento: lavarlo al menos cada dos días con un shampoo específico para cabello seco y dejarlo actuar de 3 a 5 minutos concentrando en particular en el cuero cabelludo. Luego del shampoo, aplicar acondicionador como mínimo 3 veces a la semana también desde el cuero cabelludo y aclarar con suficiente agua. Evita al máximo el contacto directo con el sol y el uso de peines con cerdas duras para no irritar el cuero cabelludo y barrer con el sebo natural.
2. Cabello Mixto: es un tipo de cabello que abunda más en las mujeres, personas que han tratado su cabello químicamente o quienes tocan su cabello con regularidad. Se caracteriza por tener las raíces y el cuero cabelludo graso mientras el resto del pelo se comporta como seco. Debe lavarse cada 2 ó 3 días y evitar al máximo el uso del secador de pelo.
Tratamiento: por suerte, hay muchos productos en el mercado especializados en el tratamiento de este tipo de cabello. Se debe lavar con regularidad (de 2 a 3 días) y aplicar como mínimo acondicionador 3 veces a la semana, con especial cuidado en no llegar a la raíz del cabello, sólo humectando de medios a punta y dejar actuar de 2 a 3 minutos. Usar un peine de cerdas duras es lo más aconsejable.
3. Cabello Graso: el más común en hombres y el más difícil de disimular. Se caracteriza por ser extremadamente hidratado, brillante y fácil de peinar debido a la gran cantidad de sebo que liberan las glándulas sebáceas capilares. Su aspecto es apelmazado y pierde rápidamente el volumen luego de ser lavado. Se debe lavar todos los días o día por medio para evitar el aspecto sucio. Algunos cueros cabelludos grasos pueden desprender olor ante el sudor.
Tratamiento: como este tipo de cabello es el más complejo de tratar, requiere de más cuidados que el resto. Debes lavar a diario o día por medio el cabello sin estimular demasiado el cuero cabelludo para evitar la producción aumentada de las glándulas sebáceas. La idea es utilizar un shampoo específico para cabellos grasos al menos 3 veces por semana; está totalmente contraindicado el shampoo sin sal o sin sulfatos, pues no hará el efecto detergente que este tipo de cabello requiere. La idea es no utilizar acondicionador o, si lo haces, sólo una vez por semana y muy específicamente de medios a puntas. Aclara siempre el cabello con agua tibia, jamás caliente, pues esta última también estimula la creación de sebo. Es recomendable dar un último enjuague con agua fría para cerrar los poros y así evitar el contacto con agentes contaminantes externos que acentúan el aspecto apelmasado. Si usas peines, evita al máximo el contacto con el cuero cabelludo limitándote sólo a medios y puntas.
Ahora que ya sabes cómo diagnosticar tu cabello, no basta más que cuidarlo como es debido.
Lotzy Dreyer
Victoria Peluquería
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